Mujer, ¡no dejes de brillar!

Mujer, ¡no dejes de brillar!
Hablar de la mujer es acercarnos a un misterio insondable: interioridad rica y oculta, complicada y maravillosa; grandiosa por su capacidad de entrega, anhelo de perfección, aprecio y conservación de la vida.

El presente artículo pretende introducirnos a una reflexión acerca de la naturaleza femenina, del rol que, como mujeres, hemos ocupado en la sociedad durante siglos; de lo importante que es tener una buena imagen de nosotras mismas, de nuestros sueños y anhelos y estar seguras de nuestro potencial. Es una invitación a reflexionar en aquella educación que siendo niñas recibimos y que hoy, en muchos casos, es una losa de miedos e inseguridades que se recarga en nuestros hombros, influenciada, también, por los patrones de comportamiento que nos dicta la sociedad.

Pero, ¿cómo hacer que esa luz brille siempre a pesar de las circunstancias? Rescatar la verdadera esencia y valor de la feminidad es el punto de partida. Reconquistarla es una tarea que toda mujer debe plantearse con cierta urgencia, sabiendo, además, que es una labor fácil, bonita, disfrutable. Recobrar la inocencia y la dulzura de lo femenino, la ternura, generosidad, la fluidez, el poder de la creatividad, la comunicación sincera; sustituir la crítica y la competencia entre nosotras por el compartir y el apoyo mutuo.

Volver a sentir, ¡a sentirnos! Ver hacia adentro para recordar que somos esa vela que arde, tanto para nosotras mismas como para los demás.

Convertirnos en verdaderas dueñas de nuestras vidas, entender que no hay prototipo publicitario capaz de convencernos cómo ser, sino redescubrir lo que realmente somos: personas con criterio propio, que se aman y respetan; que pasan por alegrías, miedos, satisfacciones, angustia. Cuando logramos reconocernos y conectamos con nuestros gustos, talentos, limitaciones, inseguridades y con nuestra espiritualidad, estamos en posición de aceptarnos y valorarnos, y claro, de reinventarnos… ¡Cada una a su manera especial y única!

Cuando se logra hacer conciencia de la potente luz que llevamos dentro, es importante no permitir que su brillo se opaque, o bien recuperarlo si algo se nos escapó. Si esto ocurre, aplica lo siguiente:

✓ Acepta las críticas constructivas y aprende de ellas.
✓ Rodéate de personas positivas.
✓ Tus errores no te definen, son sólo parte de tu aprendizaje.
✓ Cuidado con la trampa del auto-boicot.
✓ Tu viaje es único y tú también, así es que deja de compararte con los demás.
✓ Quiérete mucho, al final del día es lo único que importa.
✓ Tus debilidades no son algo negativo, sino la oportunidad de reinventarte.
✓ Recuerda que no existe una forma correcta ni incorrecta de hacer algo.
✓ Deja ir el pasado y agradece todo lo que has aprendido.
✓ Lucha por lo que crees y por lo que quieres.
✓ No pienses excesivamente en el futuro, sólo te provoca ansiedad y angustia, y aunque hay que construirlo, enfócate en lo que realmente estás viviendo: tu presente.

Abracemos a la mujer que somos, que esas diferencias que existen entre nosotras sean una oportunidad para enriquecernos, para aprender unas de otras. Seamos auténticas, ignoremos lineamientos que pretenden decirnos cómo vivir, desde el vestir, el peso, el color del cabello, hasta cómo sentir y comportarnos. Ser quienes realmente somos, ¡mujeres!

Recuperar la conexión con nuestra verdadera esencia femenina, deshacernos de sentimientos negativos. Sin miedo. Sin culpa. Sin dudar. En cada una de nosotras hay una luz capaz de iluminar el mundo; ése que se ve oscurecido, unas veces más que otras.

Hoy es tiempo de brillar, y también lo fue ayer y lo será mañana, es tiempo de atrevernos a ser. Recuerda siempre: ¡MUJER, SÉ LO QUE ERES!

Mtra. Lupita Muñoz
Maestría en Ciencias de la familia
Especialidad en Teología del cuerpo y Dirección espiritual-vocacional.